Píramo y Tisbe

Píramo y Tisbe eran dos vecinos que habían crecido juntos y que, con el paso del tiempo, se enamoraron. Ante este hecho, los padres de ambos se habían opuesto a su relación y no les permitían estar juntos. Ellos se comunicaban mediante una grieta en una pared que lindaba con las dos casas. Movidos por la desesperación, decidieron reunirse una noche a escondidas en el sepulcro de Nino, donde había un moral con moras blancas.
Tisbe fue la primera en llegar; se sentó junto al moral y divisó una leona que se acercaba a beber agua, con las fauces aún ensangrentadas. Tisbe huyó y se escondió en una cueva, pero durante la huida, el velo que cubría su cabello se cayó y la leona lo mordió, dejándolo todo manchado de sangre.
Poco después, llegó Píramo, que encontró el velo y creyó que la leona había devorado a Tisbe. A raíz de esto, Píramo se arrepiente de haber acordado el encuentro, pues cree que ello mató a Tisbe, y se suicida clavándose una espada. Tisbe sale de la cueva y ve a Píramo en el suelo con la espada clavada. Ella llora y también piensa que el encuentro fue una pésima idea, dado que Píramo se había suicidado creyendo que ella había muerto. La chica promete que ni la muerte les separará y se clava la misma espada, cayendo muerta al lado de Píramo.
La sangre de ambos se filtra por la tierra, llegando a las raíces del moral y tiñendo de color oscuro las moras blancas.

En este caso, la metamorfosis la sufren las moras, que antes eran blancas y a raíz de esta historia, le dan explicación a su color.


Píramo y Tisbe de Abraham Hondius.

Comentarios

Entradas populares